lunes, 24 de noviembre de 2014

Festival de Música Antigua 2014


Desde los orígenes de la civilización, los mares han tejido la historia, siendo espacios privilegiados de encuentros y desencuentros que han resultado fundamentales para el desarrollo de pueblos muy distintos entre sí, pero unidos por su condición de culturas marítimas. El mar Mediterráneo, "nuestro mar" en su acepción latina (Mare Nostrum), es uno de esos caleidoscopios de continentes, lenguas, religiones, etnias, estructuras sociales y políticas, actividades económicas y artísticas, patrones de conducta y formas de entender la vida. Por él transitaron barcos portadores de armas, pero también de libros e ideas, posibilitando el desarrollo de importantes civilizaciones desde los cretenses en el tercer milenio a.C. hasta las grandes repúblicas marítimas italianas o los imperios español y otomano durante la Edad Moderna. Pese a su inabarcable diversidad, algunos historiadores atisban la presencia de elementos unificadores y, de hecho, definen al Mediterráneo como un continente líquido.
La música, como una de las artes más sensibles a los procesos culturales, es un fiel reflejo de los continuos flujos de conocimiento que se han desarrollado en el Mediterráneo. El título de "Músicas mediterráneas" elegido para la presente edición del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza remite, pues, al conjunto de manifestaciones musicales occidentales, orientales e híbridas que confluyeron en el mar Mediterráneo durante los siglos XV al XIX. En la configuración de los programas de concierto se ha querido mostrar no sólo la procedencia mediterránea de los músicos invitados, sino también un repertorio que ejemplificase los procesos de interinfluencia y transculturación característicos de los pueblos del arco mediterráneo, sin perder de vista el estratégico papel jugado por la península ibérica como elemento conector del espacio cultural mediterráneo con el atlántico. El Congreso Internacional que acogerá la UNIA en torno al villancico como género literario-musical panhispánico se centra precisamente en esta cuestión.
Desde una perspectiva occidental, resultan particularmente relevantes las relaciones musicales con Italia, territorio con el que España siempre mantuvo gran afinidad cultural, y cuya influencia se dejó sentir no sólo en el estilo musical (como revelan los conciertos de Ensemble Kalenda y los recitales de órgano de Juan de la Rubia y Roberto Fresco), sino también en la masiva presencia de músicos transalpinos activos en la Corte española, siendo casos paradigmáticos (por orden cronológico) los de Domenico Scarlatti, Gaetano Brunetti y Luigi Boccherini, de quienes Christian Zacharias y La Ritirata presentan una escogida selección. Pero centrarnos sólo en la música del Mediterráneo occidental sería algo tan miope como reduccionista, de ahí que una parte destacada de la programación explore repertorios de otros Mediterráneos, como el norteafricano y el de Oriente Medio, articulados a través de la diáspora de las comunidades sefardí (Mor Karbasi y Ana Alcaide) y andalusí (Tricordes o el dúo Samsaoui-Kouraichi). Por su singularidad y marcada mediterraneidad Gargulae Vocis nos trae un concierto monográfico con las polifonías orales de Córcega, uno de los más preciados tesoros musicales surgidos en el corazón mismo del Mare Nostrum. Y para cerrar el círculo (aunque se ubica como primera actuación del Festival) todos los Mediterráneos confluyen en la propuesta didáctica de Zejel, dirigida a los escolares de las dos ciudades patrimonio de la Humanidad que acogen el Festival.
La temática mediterránea se entrelaza con diversos IV aniversarios que tienen lugar en 2014: (1) el del fallecimiento en Toledo del cretense universal Doménikos Theotokópoulos "El Greco" (1541-1614), artista que, según testimonios de época, gustaba de "tener músicos asalariados para cuando comía gozar de toda delicia", y cuya afinidad estilística con la polifonía religiosa del periodo ha sido repetidamente subrayada; (2) el de la publicación de Peregrinos pensamientos (1614), una antología poética del baezano Alonso de Bonilla, cuya fama alcanzó la América española, donde Gaspar Fernández, maestro de capilla de la Catedral de Puebla de los Ángeles (México), puso en metro músico varios de sus dulces versos; y (3) el del nacimiento del arpista y compositor Juan Hidalgo (1614-1685), uno de los más connotados maestros al servicio de la Corte española.
A estas efemérides de número redondo cabría añadir otra que tendrá lugar el año entrante pero que ya anticipamos: el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús (1515-1582), un acontecimiento de especial significación no sólo en Ávila sino también en tierras de Jaén, donde la Orden del Carmelo tuvo una destacada presencia humana, literaria y religiosa. La misma Santa Teresa fundó en Beas de Segura el décimo convento de los carmelitas descalzos en 1575 y pasó algún tiempo en Alcaudete, en cuya iglesia del Carmen se venera una imagen de la santa procedente del antiguo convento de carmelitas (allí realizará un concierto el Coro Llama de Amor Viva). También mantuvo estrecha relación con la diócesis giennense Juan de Yepes, más conocido como San Juan de la Cruz (1542-1591), primer carmelita descalzo, quien realizó estancias o fundaciones en Beas, La Carolina, Mancha Real y Baeza, donde fundó y fue rector del Colegio de San Basilio, viniendo a morir a Úbeda el 14 de diciembre de 1591.
La relación de la música con el misticismo o, de manera más específica, con los dos escritores carmelitas es un tema escurridizo no estudiado aún en detalle. Sabemos de la importancia de la tradición oral en la poesía sanjuanista y podría especularse con que algunas de sus poesías se cantaban con melodías populares (siguiendo la práctica de "canto al tono de…"). Pero en la actualidad, apenas si conocemos piezas musicales de los siglos XVI y XVII basadas en poemas de Santa Teresa o San Juan (a diferencia de lo que ocurre con poetas coetáneos), lo que ha llevado a algunos estudiosos a interpretar en clave metafórica y ascética las referencias musicales en sus textos místicos (la "música callada" es su más condensada expresión). Desde esta perspectiva, la música es una armonía metafísica más cercana al silencio que al sonido, considerado un estorbo material en el camino del alma hacia la perfección, aunque para otros si San Juan no hubiese sentido el placer deleitoso de la música terrenal jamás hubiera escrito el Cántico espiritual. Sea como fuere, otras tradiciones místicas del Mediterráneo conceden gran importancia a la música como algunas variantes del sufismo (es un caso conocido el baile de los derviches turcos). A falta de un repertorio de época, un grupo de compositores contemporáneos se ha aventurado a musicalizar algunos versos sanjuanistas para su estreno en el marco del Festival (es el caso del excelente compositor coral británico Grayston Ives y su Romance que va por "Super flumina Babylonis"). En Úbeda se construyó en 1627 un recoleto oratorio para albergar el sepulcro del Santo y allí será donde Numen Ensemble encienda estas músicas y, al mismo tiempo, apague un Festival que ya cumple su mayoría de edad. Felicidades.
Javier Marín López
Director del Festival