martes, 26 de febrero de 2013

Andrés de Vandelvira, ese gran desconocido

«Su obra es el máximo exponente de las posibilidades que ofrecía la cantería tradicional para reinterpretar la arquitectura renacentista» 


Del llamado 'Maestro de Alcaraz' ha quedado su obra, que cinco siglos después sigue maravillando a quien la mira, y que en su momento fue toda una revolución, ya que consiguió hacer de la estereotomía (el arte de cortar la piedra) una herramienta para innovar y reinterpretar el clasicismo. «Su obra es el máximo exponente de las posibilidades que ofrecía la cantería tradicional para reinterpretar la arquitectura renacentista, complementando al renacimiento italiano con influencias islámicas particulares y la utilización sistemática de la cantería», según reza en el informe. De ahí que su trabajo fuera tantas veces imitado en Hispanoamérica.
Por el contrario, de su vida personal, poco ha trascendido. Se sabe que el 16 de abril de 1575 dictó su testamento en la casa donde residía en el barrio de San Ildefonso. Había nacido en 1505 en Alcaraz (Albacete) y hay investigadores que defienden su ascendencia flamenca y holandesa, de forma que su apellido Valdelvira derivaría de 'van der'. Se cree que su padre debió de ser un extranjero que llegó a España atraído por la gran demanda de oficiales en artes que había en aquella época. Sobre su madre, por los documentos hallados, se sabe que sí era española.
El primer trabajo de Vandelvira, del que se haya tenido constancia, fue cortando losas en Alcaraz en 1523. Tres años más tarde trabajó en las obras del convento de San Francisco de su localidad natal y en 1527 consiguió el título de maestro de la cantería. Entre 1529 y 1530 entró a trabajar a las órdenes del maestro Francisco de Luna en Cuenca. De Luna se convertiría en un personaje clave en su vida. Lo introdujo en el ámbito de la influyente orden militar de los Caballeros de Santiago, la misma que contaba entre sus filas con Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V.
Andrés de Vandelvira acabó casándose con la hija de su maestro, Luisa Luna, en Villacarrillo y con ella tuvo ocho hijos: Francisco, que murió a los 33 años; Alonso, que siguió la profesión de su padre; Catalina; Pedro, que fue capellán en Villacarrillo; Juan, que también siguió la profesión paterna; Cristóbal, que ingresó en una orden religiosa; Bernardino, que fue alguacil mayor del Condado de Santisteban y alferez mayor de Castellar; y María, que falleció siendo muy pequeña.
FUENTE: LORENA CÁDIZ, IDEAL JAÉN